El caso de una asambleísta, el gerente de una empresa y un intermediario pone a todos en alerta sobre lo que no puede tener ninguna conmiseración en Ecuador: la corrupción no puede ni debe ser un fenómeno en desarrollo. Hay que cortarla de raíz en cada indicio o sospecha.
Los recursos públicos son sagrados y las empresas privadas no pueden abusar de los proyectos cedidos para un trabajo honesto, responsable y transparente. Que ahora el Gobierno lo denuncie y PAIS salga al frente para expulsar de sus filas a una de sus asambleístas crea un buen precedente político y ético, sin lugar a dudas.
Por eso es muy importante que estas denuncias ocurran en el marco jurídico y bajo las normas éticas, sin el escándalo que hubiese adquirido en las manos de ciertos opositores sin ninguna autoridad política para señalar errores o fallas, cuando han sido incapaces hasta para hacer una fiscalización seria y responsable. Si hay que perseguir a los corruptos y esclarecer cualquier delito, que sea para sentar un precedente histórico y para forjar una pedagogía social ineludible. (O)