Las fórmulas no se aplican en todo ni en cualquier momento. Por más populares (¿o populistas?) que parezcan esas posturas -aparentemente radicales y sonoras- la responsabilidad política de las autoridades va más allá de los afanes de exhibicionismo.
Cuando la gestión de las autoridades de elección popular no funciona o deja mucho que desear, gracias a la Constitución vigente, hay mecanismos y procedimientos establecidos para fiscalizar y hasta para sancionar en debido proceso. De ahí a pedir la revocatoria del mandato de los 100 asambleístas, del mayor bloque político, como dice el Prefecto del Azuay con el ‘acolite’ de la Conaie, ya rebasa toda cordura.
¿Cuántos asambleístas de la oposición con los que ahora dialogan ese Prefecto y esa organización indígena trabajan y presentan proyectos? ¿Sabrá esa autoridad provincial qué dicen las cifras de la gestión y el resultado de la tarea legislativa de cada asambleísta en este año y diez meses de trabajo? No, todo suena a puro exhibicionismo.