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Cientos de miles de ecuatorianos suelen redescubrir su país durante los feriados.
Con esta cadena de experiencias, otros parajes surgen y se incorporan a la geografía turística nacional, gracias al dinamismo con que se mueve el sector. Las autoridades del ramo están conscientes de que haber trasladado los feriados para que coincidan con los fines de semana es un acierto, pues, además de crear espacios de disipación del estrés, al mismo tiempo se dinamiza la economía del país y ayuda a repartir la riqueza entre comunidades hasta hace poco tiempo olvidadas.
La elaboración del calendario turístico nacional, iniciativa de este Gobierno ante el llamado desesperado del sector turístico, nos ha permitido reorientar el uso de nuestros ahorros hacia destinos compartidos con la familia.
Una de las grandes metas, según el ministro Freddy Ehlers, es convertir a Ecuador en una potencia turística mundial.
Y tiene razones de sobra para sostenerlo, pues el país tiene condiciones: carreteras en excelente estado que nos permiten reducir el tiempo de recorrido, acceso a comunidades cuya presencia y costumbres eran desconocidas; gastronomía incomparable y un paisaje que tiene la virtud de quitar el aliento a quienes se atreven a vivir la aventura. Que la declaratoria de alerta naranja en el perfil costero del país, vigente por el aguaje que se producirá durante el feriado que empieza hoy, se convierta en una oportunidad para dejar a un lado el placer de las actividades deportivas marinas y optemos por disfrutar -a cambio- el encanto natural que encierran lugares como Engabao, Data o Posorja, en Guayas; San Pablo o Ayampe, en Santa Elena; o incluso lugares más alejados, como Crucita, Puerto López, Los Frailes o Canoa, en Manabí. Para que estos días sean placenteros y desestresantes, no olvidemos dejar con las debidas seguridades nuestras viviendas, conducir de acuerdo a las recomendaciones sobre límite de velocidad, respeto a las señales de tránsito y manejo responsable de los desechos en las vías.