El acuerdo anunciado por el Gobierno con el grupo más importante de tenedores de bonos ecuatorianos mejora las condiciones de pago de la deuda del país de una manera que podría considerarse integral. Esto porque la negociación implicó cinco componentes aceptados por los acreedores.
El primer beneficio se relaciona con la reducción de pagos de tramos de deuda, lo que aplica a partir de este año y se sentirán hasta 2030. El ministro de Finanzas, Richard Martínez, detalló que el país se ahorrará cancelaciones por $ 11.000 millones hasta 2025 y $ 16.000 millones hasta 2030.
Solo en 2020 esto equivale a no tener compromisos por $ 1.361 millones. Y en un panorama como el actual, con una reducción de ingresos para el país calculada en $ 12.000 millones hasta diciembre, aquello implica no solo menos deuda, sino la posibilidad de usar esos recursos en la reactivación del país.
Quienes negocian a nombre del Ecuador consiguieron también una reducción de $ 1.540 millones en el capital de lo adeudado, que pasará de $17.375 millones (monto negociado) a $ 15.835 millones. El tercer componente de la negociación es el aumento del plazo de pago, que prácticamente se duplica; el bono actual de mayor plazo vence en 2030, mientras que el nuevo bono convenido más largo vencerá en 2040.
Los tenedores de papeles aceptaron, además, la reducción de la tasa de interés que pasó de un promedio de 9,2% a 5,3%. Los bonos con el interés más alto de la actualidad llegan al 10,75%, pero tras la negociación ningún documento de pago superará el 6,9%. En quinto lugar, el país ganaría cinco años en los períodos de gracia (sin obligación de pago) de capital y prácticamente dos años de gracia de interés.
Con esos antecedentes, las conversaciones entre Ecuador y una parte de sus acreedores pueden considerarse exitosas. Esto abre las puertas para que las futuras negociaciones anunciadas con los organismos multilaterales y China lleguen también a buen término para beneficio del país. (O)