El año pasado, Uruguay aprobó una norma legal para la comunicación con amplio apoyo de legisladores y de la ciudadanía. Y ahora, tras la posesión de Dilma Rousseff, se prepara una ley para la regulación de la prensa de Brasil. ¿Es una fiebre, una moda o una tendencia en la región? Para quienes se oponen a cualquier regulación, este tipo de noticias debe caerles muy mal.
Pero lo cierto e histórico es que, cada vez más, los Estados y las mismas sociedades apuestan por leyes que garanticen -ante todo y sobre todo- los derechos de comunicación de los ciudadanos. Claro, las grandes corporaciones mediáticas no quieren ningún control o normativa porque hasta ahora esa fue su forma de hacer plata y de influir en la política pública.
Por todo ello, se trata -además- de una tendencia democrática que se sustenta en todos los estudios, análisis y hasta recomendaciones que han hecho organismos internacionales, como la Unesco. Una ley de comunicación para Brasil sienta otro precedente histórico.