Cual piezas dispersas sobre el tablero, donde cada una aparenta no encajar en otra. Así se visualizaron este fin de semana las precandidaturas presidenciales con sus respectivos compañeros de fórmula. Después de un ajetreado fin de semana, cada partido y movimiento lanzó los dados de sus figuras a la espera de la siguiente etapa, que es la inscripción en el órgano electoral.
Los discursos de unidad de tendencias, que tanto se insistió durante semanas para evitar una eventual dispersión de votos, quedó en el papel. Al final cada partido decidió jugar sus propias cartas y es así como, al final de la jornada, en sus respectivas elecciones internas, salieron a la luz, 17 binomios presidenciales.
Existen incluso matices en esta primera etapa que llaman la atención, como el caso de Álvaro Noboa, que finalmente decidió no participar como precandidato presidencial; en tanto que Pachakutik, que había anunciado su binomio Yaku Pérez-Larissa Marangoni, esta última finalmente declinó su postulación.
Se esperaba que la centro derecha sumara fuerzas, no obstante el Partido Social Cristiano, en la tarde del domingo, oficializó a Cristina Reyes dividiendo la tendencia que parecía consolidarse alrededor de la figura de Guillermo Lasso, de CREO.
La tendencia de centro izquierda e izquierda también se fragmentó: por un lado están los correístas, con Andrés Aráuz y el expresidente Rafael Correa como fórmula (aunque habrá que esperar si logra la inscripción del expresidente debido a los problemas judiciales que arrastra); Yaku Pérez (Pachakutik); Xavier Hervas, (Izquierda Democrática) también van cada cual por su lado.
Otros partidos y movimientos asimismo esperan llenar las expectativas del electorado. Todo esto se sabrá una vez que se oficialicen las candidaturas en el registro electoral.
Si todos ellos son inscritos, nuevamente el país se verá inmerso en una extensa papeleta de nombres para la próxima campaña. Un mapa tan difuso y disperso que solo da paso a fragmentar la decisión popular.
Es aquí donde los candidatos tienen la responsabilidad de esgrimir con argumentos sólidos, sus propuestas de campaña y cómo van a solucionar los problemas de un país que, al igual que el resto del mundo, sufrió los embates sociales, económicos y hasta políticos a causa de una pandemia que no da tregua.
Los ciudadanos quieren argumentos, no discursos vacíos; propuestas claras, no diatribas; personas con trayectoria y experiencia cristalina, que no estén manchados con el germen de la corrupción que tanto daño le ha hecho a la sociedad.
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