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La democracia ecuatoriana vive uno de sus mejores momentos. No porque los actores políticos lo digan, sino porque los derechos fundamentales están garantizados y el desarrollo humano ha mejorado considerablemente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). No se entiende la democracia si no está sustentada en el bienestar de su gente. Sin embargo, algunos líderes de la derecha y del aparato político mediático hacen enormes esfuerzos, no sin buenos resultados, por posicionar e instalar dentro y fuera del país, que en Ecuador no hay libertades. Y, por eso, ahora ‘luchan’ denodadamente, articulando las mejores estrategias recomendadas y coordinadas desde afuera, para defender la libertad que dicen han perdido.
Paradójicamente, quienes claman por libertad son los que tienen espacios semanales, con entrevistas nada críticas, para hablar libremente de todo y contra todos, sin rendir cuentas adecuadas, claras y transparentes, a sus mandantes, de cada una de sus actuaciones.