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Los dirigentes gremiales de los periodistas, particularmente aquellos ‘atrincherados’ en Quito, bajo el manto de que representan a todos sus socios, deberían sentir vergüenza, incluso hasta un poco de culpa. Ahora son ellos los que abogan y firman por declarar inconstitucional la Ley Orgánica de Comunicación (LOC).
Claro, lo hacen sometidos a los designios de los ‘poderes fácticos’. No les queda más. Nunca hicieron nada decente por hacer respetar la profesionalización de los periodistas. Jugaron perversa y políticamente con ese tema. Ganaron las elecciones gremiales bajo esa consigna y al otro día desaparecía de su agenda. Hasta que llegó la LOC.
Y ahora, cuando se formaliza esa profesionalización, la UNP insiste en cobijar los argumentos de los opositores a la normativa, se olvida de su razón de ser y hasta evita ofrecer alguna respuesta. Los profesionales de la comunicación ahora asumen sus responsabilidades, derechos y obligaciones. Se conquistó un derecho legítimo y postergado.