La confluencia, coincidencia y militancia de los medios privados y comerciales junto a los sectores políticos de oposición, antes, durante y después de la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación, es muy decidora.
No cabe duda de que hay una alianza. Las diferencias de antes se han borrado. Hacen causa común, pero evitan hablar de los beneficios alcanzados con esa normativa y mucho menos de que, según Reporteros Sin Fronteras, Ecuador escaló 24 puestos en el mejoramiento de la libertad de prensa. Se entiende: la derecha ecuatoriana -desde hace mucho tiempo- optó por copar, cooptar y financiar medios de prensa para sus propósitos políticos y empresariales.
De ahí que al hacer un balance de la vigencia de esta ley, esa derecha política y mediática no hará una sola mención sobre todos los beneficios alcanzados en la democratización de la palabra, el orden en el campo laboral y en los derechos de los trabajadores, pero mucho menos de la expansiva libertad de expresión.