El informe gráfico que presenta hoy este diario resume lo que para las nuevas generaciones debería ser una lección histórica de cómo los grupos oligárquicos y los poderes políticos actuaban cuando la rebeldía popular y la demanda de justicia se hacían presentes en la calle. Las masacres descritas evidencian que en estos casos no se ha hecho justicia.
Las centenas de muertos, sus familias y nuestro país requieren una reparación histórica. No hay cómo ocultar esa ignominia y mucho menos ‘hacerse los locos’ cuando constituye una de las páginas más oscuras del Ecuador. Por lo mismo, además, es justo y necesario hacer un digno y sentido homenaje a todas esas víctimas que con su sacrificio sembraron de dignidad el camino para la conquista de una verdadera justicia.
No es lo mismo construir una sociedad con base en el odio y la venganza y cerrar las heridas con base en la justicia y la reparación, la solidaridad y el reconocimiento histórico a todas las víctimas. (O)