Una historia con un final feliz. Eso le ocurrió a un adolescente de Ibarra con discapacidad física, quien fue adoptado por un médico estadounidense de origen mexicano. El nuevo padre conoció a su hijo en Guaranda, en 2007, cuando llegó con una misión de médicos para operar a niños y jóvenes de la capital de la provincia de Bolívar.
Unos años más tarde regresó a Ecuador, volvió a encontrar a su joven amigo y se encariñó con él. Ahora son padre e hijo y están en la Ciudad Blanca en espera de los papeles para viajar a Oregon, Estados Unidos.
Pero no todas las historias tienen ese final. ¿Por qué? El camino para unir a niños o adolescentes con sus nuevas familias de adopción ha sido burocrático, largo, cansado y ha tomado entre cinco o más años.
Sin embargo, esa realidad será trastocada porque Iván Granda, ministro de inclusión Económica y Social (MIES) propuso reformas al Código Orgánico para la Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, que está en primer debate en la Asamblea, para bajar los tiempos de adopción a máximo un año.
Ese es uno de los ejes más importantes de su gestión y una prioridad del Gobierno: lograr que en menos de 12 meses las familias nacionales e internacionales sean declaradas idóneas para adoptar un menor. En el caso de bebés abandonados, después una investigación que será de tres meses, se obtendrá la declaratoria de adoptabilidad.
Ayer, en ese mismo tema, el Ministro firmó el acuerdo para expedir el Manual de Procesos de Gestión de Adopciones Internacionales que estará vigente apenas sea publicado en el Registro Oficial. Gracias a ello, se facilitará el trabajo para las adopciones internacionales de niños y adolescentes ecuatorianos.
Las familias extranjeras están más abiertas a recibir a nuevos hijos del grupo de atención preferencial, es decir, mayores de cuatro años, con discapacidad, enfermedades graves o grupos de hermanos, según el Código de la Niñez y Adolescencia.
En Ecuador existen 271 niños y adolescentes con declaratoria de adoptabilidad. Pero hay 2.600 en hogares de acogida; el grupo más grande que espera asignación tiene ya 10 años o más; y el 44% son grupos de hermanos.