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No es cualquier noticia. Al contrario, constituye ese momento que la historia registrará como un acto conmovedor para el planeta entero. Esta semana las Abuelas de la Plaza de Mayo encontraron a su nieto 117, un motivo para celebrar en toda América Latina. Son 38 años de incansable búsqueda, durante la cual sus únicas armas han sido los pañuelos blancos y su perseverancia. La constante lucha que expresan sus voces al exigir justicia, sin renunciar a la posibilidad del reencuentro con sus familiares.
Solo les queda aferrarse a la esperanza de hallar a sus nietos desaparecidos durante la dictadura militar argentina. Muchas activistas han muerto sin el consuelo de abrazar nuevamente a sus seres queridos. Empero, las que quedan no dejarán de reunirse para demostrar al mundo que no están dispuestas a permitir que el tiempo dé paso al olvido. (O)