Un cerco epidemiológico contra enfermedades virales, como el sarampión, es una medida complicada para las autoridades de cualquier país, porque los efectos tardan hasta doce días en manifestarse. Según los especialistas, durante los primeros cuatro días después de contraído el virus, y durante los últimos cinco días luego de que se manifiesta, suele ser altamente contagioso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que tiene la capacidad de expandirse por vía anaeróbica, especialmente por las secreciones respiratorias (sobre todo cuando alguien tose o estornuda sin tomar precauciones).
De ahí que controlar el brote de sarampión aparecido en las parroquias Atahualpa y Quisapincha, provincia de Tungurahua, no ha sido tan fácil para el personal del Ministerio de Salud Pública, debido a que los turistas extranjeros, quienes introdujeron el virus del tipo africano en julio pasado, no habían limitado su visita a ese sector.
Sin embargo, gracias a la eficiente vigilancia epidemiológica emprendida, los resultados son altamente gratificantes. La campaña de vacunación desarrollada en las zonas más afectadas -ahora generalizada para turistas, operadores del sector, niñas y niños de uno a cinco años- impedirá que la enfermedad siga propagándose, a pesar de que en los últimos días se han reportado casos sospechosos en otros puntos del país.
El cuidado principal, que de ahora en adelante estará en manos de familiares directos de los afectados, impedirá que el mapa de contagio siga extendiéndose por el país.
El Ministerio de Salud Pública advierte que la población infantil constituye una parte significativa de pacientes, por lo que, una vez diagnosticados, los padres de los menores deben evitar que haya contacto físico con otras personas y proporcionarles los cuidados determinados para estos casos. No olvidemos que se aproxima la temporada invernal en la Costa y muchos sectores tienen serias deficiencias sanitarias para enfrentar estos problemas.