Paradójico pero cierto: quienes más se quejan de una supuesta ausencia de libertad de expresión celebraron ayer con sendos editoriales y notas. Parecería que de tanto insistir en esa supuesta ausencia se creen la mentira y la proclaman en los foros internacionales y de ahí, como pasa con cierta ONG, sacar fondos, vivir del engaño y viajar cómodamente cada mes a Washington. Mientras tanto, la libertad de expresar ideas, postulados y también ofensas todos los días (como ocurre en las redes sociales y en ciertas emisoras) es la mejor prueba de que eso que exaltan en los foros extranjeros cae por su propio peso.
La verdad sea dicha, Ecuador vive un gran momento en la comunicación: más medios, blogs, páginas web, acceso a la información pública, redes sociales, etc. Aunque no se cumple a cabalidad la Ley de Comunicación para redistribuir las frecuencias para medios públicos y comunitarios, es de esperar que ese mandato se haga realidad muy pronto y veamos la democratización del espectro radioeléctrico para amplificar la libertad de expresión como derecho de los ciudadanos y no solo de ciertos medios. (O)