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La discusión política sobre el rol del Estado en el desarrollo económico abunda en los lugares comunes de siempre: el gasto público es excesivo y la inversión solo debe hacerla el sector privado.
Palabras más, palabras menos, no queda claro por qué esos grupos opuestos a la gestión y prioridad de lo público reniegan de lo que le ha dado al Ecuador otro nivel, incluso, para el impulso de la empresa privada en todas sus expresiones. Quizá la única explicación es el egoísmo, pues aspiran a que sea un solo sector el beneficiario de la estabilidad política y de un modelo económico responsable.
Ahora que el Gobierno anuncia una inversión de 8 mil millones de dólares para 2015, solo cabe entender que, siendo alta, es insuficiente para todo lo que se requiere para salir de la pobreza, pero también para recordar que si los gobiernos anteriores hubiesen priorizado la inversión pública como un proyecto nacional emancipador ahora esos 8 mil millones estarían financiando proyectos de otro tipo.