El futuro está a la vista: los bloques económicos y políticos marcarán el devenir de las naciones. Y en esa perspectiva histórica se instala la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac). Además, en un momento donde el predominio de las soberanías y la autodeterminación son el signo más fuerte de nuestra región. Por supuesto, debimos aguardar muchos años y superar algunos obstáculos para consolidar la unidad regional. Por lo pronto, lo más urgente es que esta comunidad avance en lo fundamental: desterrar la pobreza extrema y reducir significativamente la inequidad que han sido las dos lacras del continente. Y el que Ecuador asuma la presidencia pro témpore también nos obliga a varias tareas: que la vocería política sea para sustentar con mayor rigor nuestra presencia en el mundo. América Latina se mira con respeto y hasta con admiración en otros lados. De ahí que este año ofrece una gran oportunidad para consolidar nuestras soberanías y el devenir a favor de los pueblos.
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