No solo que advierte de la posibilidad de ‘fichar’ asambleístas de Alianza PAIS para CREO, sino que acepta los pedidos de todas las agrupaciones y actores políticos. Lo mismo le da acoger la consulta previa pedida por un sector indígena que derogar todas las leyes y normas que supuestamente perjudican a los militares, así como aliarse con Jaime Nebot, Abdalá Bucaram y Paco Moncayo.
Si un candidato propone un plan de Gobierno (y Lasso lo presentó al inscribir su binomio) es a este que se debe su discurso. Pero parece que no ocurrirá así esta vez. En aras de una supuesta unidad ha dejado de lado su propio plan de gobierno. Claro, si la derecha perdió la mayoría en la Asamblea, ¿al alcanzar menos de una cuarta parte de curules (como lo dijo en Teleamazonas) reaparecerá el famoso “hombre del maletín”? Si es así, no cabe la menor duda de que hemos vuelto a los peores y malhadados tiempos de la partidocracia.
Bastaría con reproducir los pronunciamientos de Lasso (antes de ser candidato, en la primera vuelta y después del 19 de febrero) para saber que su real agenda política está en función de ganar votos y no precisamente de forjar un programa sensato y transparente a favor de sus tesis ideológicas. Algo parecido ocurrió con Mauricio Macri y su tocayo, Mauricio Rodas: los dos llegaron con la bandera del cambio y ya sabemos cómo están actualmente Argentina y Quito. (O)