Sí, no hay que bajar la guardia, pero se hace necesario y urgente apoyar a las poblaciones que rodean al volcán Cotopaxi y que sintieron el impacto negativo tras el proceso eruptivo intenso que se vivió en las semanas pasadas. Ahora es cuando debe sobresalir la solidaridad muy propia de nuestro país y ciudadanía.
Si hay que hacer turismo, mejor sería hacerlo a los pueblos cercanos. Si hay que realizar algún acto concreto, bien se podría hacerlo en esas zonas. Sí, hay un costo alto de la emergencia y corresponde hoy la ayuda efectiva. Claro, también hace falta tener presente que esta situación nos obliga a pensar en procesos de reubicación y de tareas de prevención de lo más planificadas y efectivas.
Ahí tienen un rol vital los gobiernos autónomos descentralizados para afrontar -en tiempos de relativa paz- actividades con la población para revisar hasta dónde una eventual tragedia puede ser atendida con la debida prevención y con un bajo costo en daños materiales y humanos. Ahí nos revelaremos como sociedad solidaria y organizada. (O)