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La fundación de Guayaquil, en su 479 aniversario, exhibe toda su potencia cultural, económica e histórica. Se festeja a la ciudad cuna de muchos patriotas y grandes figuras del arte. Y por lo mismo aboga por fortalecer su sentido de ciudadanía. Ahí hay todavía mucho que trabajar, donde las responsabilidades colectivas abundan.
Sin embargo, es un momento para mirar hacia el futuro con todo el peso de la memoria. Las nuevas generaciones tienen grandes ejemplos y también la responsabilidad de forjar otros nuevos a partir de constituir todas las dinámicas posibles para la equidad, justicia y bienestar.
Por ahora, las autoridades, nacionales y locales han hecho enormes esfuerzos y grandes proyectos para suplir los déficits materiales, pero hacen falta mayores tareas para cimentar la ciudadanía que construye y afianza los procesos de transformación social y culturales.
La conmemoración nos invita a estas reflexiones, pero sobre todo a reafirmar la identidad de un pueblo digno, valiente y generoso.