Incendios voraces en Australia, por las altas temperaturas; el año pasado, la devastación en la selva amazónica de Brasil, producto de los incendios; el deshielo en la Antártida, y otros fenómenos, son el resultado de décadas de destrucción del planeta por la mano del hombre. La industrialización (sin mitigación de daños), las emisiones de gases con efecto invernadero, especialmente el CO2, la deforestación “contribuyen” a dañar el planeta que nos sostiene.
En el Foro Mundial Económico que se desarrolla en Davos, Suiza, donde también se aborda el tema del cambio climático, una de las asistentes es la activista Greta Thunberg, quien sigue poniendo el dedo en la llaga de los poderosos empresarios mundiales. Ella hizo nuevamente un llamado a los líderes de cada nación para que ya no provoquen más daños a la naturaleza con sus economías industrializadas.
Les ha pedido que salgan de la inacción y asuman de una buena vez la emergencia climática como lo que es. Ha solicitado a los representantes de cada país y a los medios de comunicación que tomen en cuenta las cifras de los daños a la naturaleza, que las ha venido repitiendo desde que se inició como activista climática, y no las ve publicadas. Pero las seguirá repitiendo.
“Nuestra casa todavía está en llamas. Sus inacciones están alimentando las llamas por hora, y les estamos diciendo que actúen como si amaran a sus hijos por encima de todo”, exhortó la joven en Davos.
Pero el cuidado del planeta no solo le concierne a los líderes mundiales, todos podemos aportar, no contaminándolo más de lo que ya está. No generando más emisiones de gases que causan más daño a lo que queda de la capa de ozono. No arrojar basura a los ríos, a los océanos, a las alcantarillas, es otra forma de contribuir. No quemar llantas en desuso, no fumigar con glifosato, no utilizar aerosoles.
El presidente Donald Trump, en Davos, prometió sembrar un billón de árboles. Greta contestó: “Ni de lejos se acerca a lo que hay que hacer”. (O)