Bolivia es un país digno y tiene ahora un presidente que gobierna oyendo a su pueblo. Eso nadie lo duda. Y eso ha sido posible gracias a una política pública con una visión socialista boliviana, bajo la conducción de un militante indígena revolucionario.
Todos los índices económicos y sociales prueban, con sobradas razones, la eficacia de un proyecto político cuando se diseña y aplica pensando en las mayorías y no en los intereses corporativos de las élites empresariales. Evo Morales es un líder histórico porque administra y conduce un estado plurinacional con resultados exitosos, de la mano de otro dirigente, brillante y luminoso, Álvaro García Linera.
Pero sobre todo porque su proyecto es esencialmente colectivo y comunitario. En otras palabras: el sentido auténtico del proyecto, con un liderazgo honesto y responsable, explica por qué después de tantas décadas de miseria ahora Bolivia supera la pobreza, avanza en el desarrollo social y revoluciona la misma transformación política.