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Una vez aprobados los tratados de libre comercio (TLC) con Colombia, Panamá y Corea del Sur, por el Congreso de los Estados Unidos, la renovación de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga (Atpdea en inglés) a Ecuador, hasta julio de 2013 -y con efecto retroactivo al 12 de febrero de 2011- cierra un capítulo de incertidumbre para los exportadores nacionales, cuya suerte fue diversa: a unos les tocó acogerse al sistema de Nación Más favorecida (NMF) para no pagar impuestos, y a otros asumir la diferencia o compartirla con los importadores.
Es indiscutible que Estados Unidos continúa siendo el principal mercado de destino para las exportaciones ecuatorianas, pero de acuerdo a la Comisión para el Comercio Internacional (United States Internacional Trade Commission -USITC-) -y a las cifras registradas en el puerto de destino- en 2010 EE.UU. recibió $ 7.333 millones provenientes de nuestras exportaciones, de los cuales el 75,4% ($ 5.540 millones) correspondía al aceite crudo de petróleo y derivados. El resto formaba parte de los productos primarios tradicionales, como banano, camarón, cacao, flores y atún. Las autoridades del país, por su parte, buscaron alternativas en otro continente.
Casi un año después de la expiración del certificado de buena conducta -con el que se nos permitía ingresar setecientos cincuenta productos exonerados de aranceles- y una vez agotadas todas las pesquisas para saber si éramos permisivos con el narcotráfico, se produjo el milagro, que no es otra cosa que un método conductista para domesticar animales o fortalecer lo aprendido entre los humanos. La ministra Katiuska King comentó en abril que no existían razones convincentes para negar la prórroga del Atpdea, pues Ecuador había superado todos los compromisos de lucha contra el narcotráfico. Ahora todo está más claro. El presidente Barack Obama anunció emocionado que la aprobación es “una gran victoria para los trabajadores y negocios estadounidenses”.