A lo largo de dos semanas este Diario ha rastreado la situación de los productores nacionales y el consumo de nuestros productos. Y la realidad indica un cambio no solo en las cifras y en las cuentas sino en una actitud por demás positiva y loable de nuestros consumidores.

En los recorridos por mercados y centros comerciales se observa (algunos dirán por la fuerza de los hechos) que los clientes prefieren lo nacional. Y al mismo tiempo, en las visitas, tanto a los productores agrícolas como de la pequeña industria, es evidente el entusiasmo por generar más oferta para con ello satisfacer una demanda de la producción de aquellas cosas que antes se importaban sin ni siquiera pensarlo dos veces.

En otras palabras, si alguna pedagogía generan las salvaguardias es el hecho de entender que comprar por comprar lo importado no necesariamente garantiza un mejoramiento de la economía. Y al mismo tiempo, si hay alguna modificación en el patrón y comportamiento del consumidor, eso pasa también por entender las prioridades de una economía dolarizada. (O)