Las muertes ocurridas estos días en la Sierra central renuevan ese tema, ya cansón y dramático, de la calidad del servicio del transporte, mal llamado público. Si la queja de los ciudadanos de las principales urbes es justificada y reiterativa, qué decir de las de zonas rurales e intercantonales del Ecuador.
Ahí no hay ningún respeto para los usuarios, lo cual se evidencia en la calidad de las unidades, en el trato de los choferes y en los horarios de atención. Quienes, por un motivo u otro, viajan por esas zonas, en calidad de turistas, se asustan, pero quienes viven ahí soportan a diario este lamentable servicio, que en su peor y más grave expresión se manifiesta en este tipo de accidentes.
Y no todo es control policial. La responsabilidad absoluta está en manos de los choferes y de sus cooperativas y propietarios. ¿Hasta cuándo vamos a soportar este trato? ¿Por qué los choferes no tienen otra actitud? ¿Qué hacen los alcaldes de los cantones de estas zonas para precautelar la vida de los pasajeros que son sus electores y mandantes?