Publicidad
Si hay una fecha que identifica nuestra identidad política es la del 10 de agosto de 1809. En ella se condensa y expresa nuestro modo de afrontar los retos políticos trascendentales. Ahí se define el carácter pleno de nuestro bolivarianismo, ahora que se denosta sin criterio y solo con algo de ‘veneno’ esta corriente desde esos sectores poco apegados a las auténticas luchas libertarias. El llamado Primer Grito de la Independencia, además, marcó a la región, por eso a Quito la llaman -y la llamaron tempranamente en esos años- ‘Luz de América’. Con el tiempo aquello adquirió mucho más valor y sentido. Y como identidad política, este día también permite pensar sobre esos modos de asumir la lucha por las libertades y los derechos. Nuestro país asumió, con todas las dificultades, la transformación de sus estructuras como un esfuerzo colectivo que siempre se sostiene en las clases populares, pensando -sobre todo- en ellas. Todas esas ‘iniciativas’ para restablecer modos y modelos de dominación se chocarán con nuestro profundo espíritu libertario y emancipador. (O)