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No cabe duda de que cuando leemos los editoriales de los medios privados alentando el no pago de impuestos o hablando de un Estado obeso estamos frente a la expresión de esa corriente privatizadora, que ya sabemos a dónde apunta y en dónde termina.
¿No fue eso lo que alentaron los liberales puros de España y que ahora vienen a dar clases de democracia con el auspicio de nuestros criollos candidatos a la Presidencia? Ningún Estado moderno y mínimamente responsable puede prescindir de los impuestos para desarrollar las políticas públicas, mucho más si en sus sociedades hay exclusión, desigualdad e injusticias.
Y a pesar de ello son esos medios de prensa y el aparato mediático de la derecha local los que ahora hacen enormes esfuerzos por convencernos de que un Estado ‘obeso’ es malo, cuando ellos auspiciaron en su momento un largo proceso de ‘desburocratización’ con el único fin de favorecer a los más grandes grupos económicos. ¿No fue el exvicepresidente Blasco Peñaherrera el promotor de ese famoso proceso? ¿Dónde terminaron las empresas y servicios públicos? (O)