El sociólogo Fernando Carrión lo ha señalado: “Si se declarara un bien público debería modificarse la Ley del Deporte, donde se especifique que el esquema legal del país es el que ampara la existencia del fútbol en Ecuador. La Ecuafútbol se encargaría de las normas propias del fútbol”. Y algo más: dadas las actuales condiciones, este deporte debería tener algunas normativas para que no sea una entidad privada transnacional, como la FIFA, la que imponga sus normas y reglamentos por encima de los gobiernos y Estados. Tras el escándalo mundial de corrupción por lavado de activos, cabe perfectamente abrir el debate alrededor de esta propuesta. Quizá se opongan quienes creen que nada debe ser un bien público, desde esa lógica neoconservadora con la cual creen que todo depende y solo supervive si está en el campo privado, mucho más si es un negocio. Hay que considerar que los tiempos cambian; el fútbol profesional de ahora no se parece en nada al de hace 15 años; la FIFA ya no juega dentro de unas reglas deportivas, y para más: se han involucrado muchos más actores y empresas en todo esto. (O)
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