El más común de los ciudadanos, sin ninguna pretensión política, mucho menos con protagonismo mediático, lo dice sin recelo alguno: la elevación de las tarifas de los taxis de la ciudad capital, casi en un 50%, en otro momento y con otro alcalde, habría provocado la movilización y protesta de esos sectores políticos que buscan un pretexto para el escándalo. ¿Acaso esa asociación de barrios, manejada por militantes del extinto MPD, no dice defender a los usuarios? ¿No es su dirigente una de las más buscadas por ciertos medios para abordar temas de oposición pura al Gobierno central? ¿Por qué ahora una elevación de esa magnitud, a espaldas del pasajero, no constituye un escándalo mediático?

Si la tarifa es la adecuada, además, ¿por qué no se hizo lo mismo con la de los buses? Esas preguntas quedan latentes y deberán incidir en las decisiones de otras alcaldías. No se trata de no reconocer el costo del servicio de taxis, sino que cuando una autoridad toma una medida se reacciona de un modo y cuando es otra brilla el silencio.