Tal como lo plantean, es un avance importante, pero todavía falta para que constituya el paso trascendente e histórico que requiere el planeta Tierra para dejar atrás décadas de contaminación por el supuesto desarrollo a favor de la humanidad.
Tras dos días de reuniones, los presidentes de China y EE.UU. (las dos naciones más contaminantes) anunciaron su compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26% y 28%. Por supuesto, no es un acto inmediato sino que empezará en 2030. Aunque insuficiente, la medida por lo menos apuntala otra mirada y disposición para un problema ya crónico causado por ambas naciones. China y EE.UU. producen, entre los dos, casi lo mismo que el resto de países en emisiones de gases; por lo mismo, deben asumir tareas y responsabilidades en la misma proporción y dimensión. Hasta tanto, todo lo que hagan será poco. Y en ese sentido un debate mucho más intenso debe consolidar una solución global.