Nunca quedó claro por qué los policías que actuaron en ese operativo, hace diez años, montaron un libreto que no se ajustaba ni al sentido común y menos a las evidencias y testimonios registrados. Ahora la Fiscalía General de la Nación ha hecho bien en abrir el caso para llegar al fondo del asunto.
En este tema no caben justificaciones y menos “espíritus de cuerpo” de ninguna índole. Ahí hubo muertos y desapariciones. Han quedado familias sin sus padres y la justicia no actuó diligentemente, y menos con plena probidad. Por lo mismo, ahora que se ha pedido la prisión y una investigación a fondo, por salud pública, debe cumplirse de manera rápida y con todo el rigor de la ley. Solo así se borrará ese amargo sentir que pervive de este caso.