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Los militares viven otra época, con otros retos y también otros riesgos. Pero no solo por eso. Antes tuvieron un eje vertebral en su trabajo: la defensa de las fronteras y un latente conflicto armado con el vecino del sur. Y no porque ahora tengan otros retos queda de lado la defensa de la soberanía territorial.
La seguridad integral también pasa por el bienestar de los militares y de su institución. Por eso los cambios que viven, ajustados al Plan Nacional del Buen Vivir, implican otra concepción sobre el recurso humano y la existencia de una infraestructura para esos retos.
De ahí que el proceso de movilización de unidades militares, apoyo y solidaridad con otros países, la vivienda fiscal para los uniformados, evidencian otra etapa de la vida de las Fuerzas Armadas del Ecuador. Quienes aspiran a seguir en la lógica del pasado son los que no aceptan esos cambios. Pero, por lo visto, al interior de las tres ramas hay entusiasmo y hasta fervor por consolidar este proceso integral.