Parecería un automatismo bien identificado: sale una sola noticia o un nuevo hecho a favor o en contra de los hermanos Isaías y se activan los mecanismos de reacción inmediata. Sus medios y sus analistas, sus abogados y sus ‘especialistas’, todo un aparataje reacciona para poner a hablar a todo un país sobre un caso judicial en el que queda absolutamente claro que hubo un desfalco. Más allá de los argumentos o interpretaciones de orden judicial, lo de fondo es un asunto político y revela, de nuevo, quiénes son, efectivamente, los verdaderos empleados de quienes hicieron daño a miles de depositantes y a todo un Estado tras el beneficio recibido por esos gobiernos a su servicio. No cabe duda de que esos medios de prensa, los supuestos analistas y abogados tienen muy bien aceitados los mecanismos de reacción. Ahora han sentado la tesis de que Ecuador les debe $ 1.000 millones a los hermanos Isaías. Y quienes digan lo contrario reciben ya amenazas veladas, como ya ha ocurrido con este diario. Pero lo más grave es que esos actores políticos, algunos con afanes presidenciales o legislativos, se mueven a favor de la causa de los hermanos Isaías sin recelo alguno y en otros casos haciéndose los ignorantes del tema. Si alguien no entendió qué es aquello de los poderes fácticos, aquí tiene una gran prueba para identificarlo como caso de estudio. La historia señalará quién sirvió al país o a los Isaías. (O)
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