Ya solo Israel apoya a EE.UU. en la Organización de las Naciones Unidas. Y eso es cada vez más insostenible: a estas alturas, por cualquier tipo de consideración política (incluso ya sin muro de Berlín ni Unión Soviética), no se acepta que un país utilice el bloqueo económico como una forma de presión para cambiar el sistema que un pueblo adopta soberanamente.
Incluso, desde adentro, como ocurrió con un editorial del New York Times, se pide el fin del llamado embargo. Es más, como lo sostuvo ese editorial: Cuba ha realizado reformas y avances en su economía, en la apertura a la inversión privada y extranjera. Pero más puede el lobby de los políticos cubanoamericanos, financistas de las campañas electorales de republicanos y demócratas estadounidenses.
La historia sabrá juzgar a todos los mandatarios y congresos de EE.UU. que han generado miles de millones de dólares de pérdidas a Cuba por deudas sin cobrar, trabas en su comercio, en la compra de medicinas y hasta en desarrollo científico.