En 194 años de independencia, Cuenca ha crecido en muchos aspectos, pero hay uno fundamental donde se expresan todas las vitales y potentes identidades de su gente: un desarrollo endógeno con grandes éxitos económicos, culturales y sociales.
En esta ciudad hay varias generaciones orgullosas de haberla colocado como una de las urbes más atractivas para el Buen Vivir, en paz, con oportunidades para nacionales y extranjeros. Al pensar en Cuenca surgen todas las confluencias alrededor de la cultura y ese sinnúmero de pensadores y artistas que dan un brillo particular al Ecuador.
Igual ocurre con el deporte: en esa cuna han nacido casi todos nuestros atletas olímpicos. Y qué decir de la creatividad, la industria y la política. ¿Qué explica las virtudes de este pueblo? Hay una heredad y un modo de ver la vida y el mundo. Y eso es porque el cuencano gusta de ser el mejor, no equivocarse, hacer las cosas bien y forjar procesos intensos para sentirse orgulloso de lo que construye.