Las relaciones políticas están en su mejor expresión. No cabe duda de que la visita del presidente Rafael Correa sienta un precedente histórico y afirma un devenir para fortalecer los lazos de todo tipo con uno de los países con la más grande trayectoria cultural y con el mayor peso económico en el planeta.
Por muchos años se luchó por el multilateralismo y por la diversificación de las relaciones diplomáticas. Y ahora, Ecuador ha dado ejemplo de que solo así se puede consolidar el principio de autodeterminación de los pueblos y a favor de la soberanía responsable. Por eso es provechoso para el futuro de los dos pueblos este encuentro al más alto nivel.
Ya no le tenemos que pedir permiso a nadie, ni tampoco soportar coerción ni chantajes para decidir con quién comerciar. China constituye uno de esos referentes históricos milenarios para entender al mundo y -además- su incidencia en la economía actual adquiere un peso determinante para sostener una larga y saludable amistad soberana.