Las Fuerzas Armadas han celebrado el aniversario 20 de la victoria del Cenepa por todo lo alto. Y con mucha razón.
Pero más allá de eso hay algo de fondo en este festejo: constituye una expresión de nuestra identidad pacifista. Somos un país de paz y la guerra sirvió para, en la práctica, reafirmar esa condición para convivir con nuestros vecinos en armonía. Además, en el Cenepa confluyeron largos años de trabajo en la búsqueda de una solución satisfactoria.
Nadie duda que la muerte de 33 compatriotas es dolorosa, pero también significó ese aporte necesario cuando un conflicto no encuentra una salida diplomática y política. Incluso, ese sacrificio ha sido la siembra para 20 años de paz y de plenas realizaciones entre las dos naciones.
Por ejemplo, los gabinetes binacionales son posibles, gracias a ese acuerdo histórico tras el éxito militar. Que sirva entonces este aniversario para consolidar nuestro espíritu de paz, la solidaridad plena con Perú y para forjar un gran futuro mutuo.