Publicidad
Lo dicen los analistas e investigadores serios: el proceso boliviano, junto al ecuatoriano, es el más sostenido de la región. Incluso, añadiríamos: es el más original en muchos aspectos. Y los resultados electorales de ayer solo prueban la confianza de los bolivianos en el presidente Evo Morales, quien lidera desde mucho antes de ser mandatario de esa nación ese proceso histórico.
Por encima de los pronósticos que hicieron los agoreros del desastre, tras ocho años de transformación en Bolivia, la conducción política adquiere más prestigio y reconocimiento. Quienes creyeron que Morales duraría poco, que no estaba preparado para dirigir a esa milenaria nación ahora deben asumir sus palabras como lo que son: absoluto prejuicio racista.
Tras los resultados, Bolivia también asume un reto trascendental que fue destacado en la campaña: impulsar el Vivir Bien como un paradigma de aplicación diaria en todos los campos de la gestión pública, la economía y en la de la transformación cultural.