Ya en los primeros días de establecida la dolarización, varios expertos -entre ellos Alberto Acosta (del lado ‘izquierdo’) y Mauricio Pozo (del otro extremo)- advirtieron, bajo sus miradas y perspectivas, que el mayor y grave efecto de la medida adoptada por el entonces presidente Jamil Mahuad era y serían los impactos derivados de un shock externo.

Y, para sorpresa de ellos y de otros más, en ese tiempo ya se discutió el impacto de la devaluación de su moneda de nuestros países vecinos para lo que un autor señaló como ‘dolarización de cristal’. Por ello sorprenden los enfoques sobre las medidas para ‘salvar la dolarización’, como dicen unos y ‘perjudicar a la dolarización’, como se quejan otros.

Lo sorpresivo -además- es esa extraña conjunción y hasta confluencia de criterios de quienes -solo por no favorecer con sus opiniones- estando en contra del Gobierno se oponen a una medida advertida (y algunas veces postergada) y sugerida para salvar, preservar y/o promover a la industria nacional en todas sus variables.