Hoy se celebra el Primer Grito de Independencia, acontecimiento con un valor histórico profundo porque remeció las bases de la Corona Española. Historiadores coinciden en señalar que este hecho fue un punto de inflexión no solo para Quito sino también para toda Latinoamérica que vio cómo los patriotas quiteños prendieron la llama de la emancipación, lumbre que se extendió por todos los puntos cardinales: Caracas, el 19 de abril de 1810; Cartagena, el 22 de mayo de 1810; Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810, y así un sinnúmero de juntas que, inspiradas en los patriotas de Quito, se atrevieron a deslegitimar la Corona Española y cesar en funciones a su representante, el conde Ruiz de Castilla. 

Los procesos de transformación se van desatando de forma espontánea en los territorios colonizados, pero algunos se vuelven un símbolo y así queda registrado el 10 de Agosto de 1809, como un punto simbólico que permite recoger lo que estaba sucediendo en todo el continente, la disconformidad de los pueblos sometidos a la corona por las reformas borbónicas implementadas a mediados del siglo XVIII desde la Corona Española, que tocaron los bolsillos de los dirigentes criollos con el aumento de la recaudación fiscal y la presión de la burocracia española en la zona, en detrimento de los poderes internos.

Así fue como en Quito dejaron de creer en la legitimidad de la Corona Española, lo que devino en que el dominio del poder del rey de Castilla se fuera debilitando en el resto de América Latina, y cuando alguien deja de creer, el otro también puede hacerlo, como en una suerte de efecto dominó.  

El 10 de agosto de 1809 fue un parteaguas que desató todo el proceso de lucha independentista en América Latina porque en Quito se produce el primer hecho de liberación o al menos de voluntad de liberación ante la dominación española. A partir de este acontecimiento, con la llama de la libertad inoculada en el pueblo, nadie pudo detener la independencia.