El turismo, opción de progreso
Mientras arreglan las habitaciones, Nila Salazar y Mishell Muñoz hablan sobre sus aspiraciones. Cuando termine la secundaria, Nila quiere estudiar idiomas, mientras que a Mishell le gustaría seguir ingeniería en turismo.
Ambas cursan el tercer año de bachillerato en el Colegio Nacional Nuevo Rocafuerte (en la parroquia del mismo nombre). Al final del ciclo lectivo 2013-2014 esperan obtener el título en información y comercialización turística. Ellas creen que las carreras relacionadas con viajes y paseos son las de mayor rentabilidad en la zona.
Un razonamiento similar llevó a que las autoridades del plantel impulsaran la construcción del Hostal Escuela Yasuní Wasi, en el que, además de brindar hospedaje, los estudiantes realizan sus prácticas.
Pese a esta propuesta académica, en la parroquia Tiputini, a 40 minutos, aguas arriba por el río Napo, no existe infraestructura hotelera, al punto que el Municipio de Aguarico se vio obligado a construir un hotel para satisfacer la demanda.
“La Prefectura y el Municipio (Francisco de Orellana) nos han apoyado desde hace tres años con más de 150.000 dólares”
Jiovanni Rivadeneira
Miembro de la comunidad kichwa AñanguEn la provincia de Orellana se vive esta paradoja: belleza abundante en flora y fauna, pero pocas opciones de albergue. Algunas comunidades kichwas le apuestan al turismo comunitario, mas tienen incompleta la estructura: hay cabañas pero no baterías sanitarias.
Estos problemas son recurrentes, dice Gabriel Maldonado, responsable del Programa de Turismo del Parque Nacional Yasuní. Hacen falta proyectos integrales; los gobiernos seccionales invierten en los bohíos, pero no en las obras complementarias ni en una propuesta que incluya el “enganche” con operadoras de Quito y Guayaquil.
Eriberto Machoa (65 años), habitante de la comunidad kichwa Llanchama, lamenta ver vacías las villas que edificó con palma de conambo. En el lugar hay agua entubada, pero la energía eléctrica proviene de un generador, lo que provoca que solo haya 4 horas en el día y 4 en la noche de luz. Tampoco existe un dispensario médico.
Buenos resultados
Las muestras de iniciativas exitosas también tienen cabida. Napo Wildlife Center es el mejor ejemplo. Este proyecto nació en 1998 cuando los habitantes de la comunidad kichwa Añangu resolvieron proteger el recurso natural y promover el turismo.
Ese año construyeron las cabañas, pero las implementaron en 2000, luego de contar con la ayuda de Eco Ecuador, fundación nacional que se dedicaba a buscar financiamiento extranjero. Eco Ecuador trabajó con Añangu hasta 2007; su aporte fue fundamental, sobre todo en capacitación.
Jiovanni Rivadeneira, coordinador operativo de Napo Wildlife, cita que en la actualidad recibe un promedio de 3.000 personas al año y parte de la utilidad la reinvierten en nuevos emprendimientos.
Desde enero pasado funciona el Yasuní Kichwa Ecology, un establecimiento con los mismos estándares de calidad, pero con precios económicos. La atención en los dos alojamientos es de primera. Cuentan con energía eléctrica a través de generadores y placas solares; agua tratada que adquieren en El Coca; sistema de biogás, agua para los baños, Internet satelital, piscinas de tratamiento de aguas servidas, etc.
Jiovanni no revela la cuantía de los ingresos, pero dice que representan un 15% de la inversión operativa. Un tour de cuatro días y tres noches en el Napo Wildlife cuesta 760 dólares por persona, y en el Yasuní Kichwa Ecology, $460.
El siguiente objetivo de Añangu es consolidar un corredor ecológico con otras comunidades kichwas, con comunidades waoranis, shuaras, sionas, cofanes, secoyas y colonos. La idea es preservar, por lo menos, 500.000 hectáreas del Yasuní, con lo que garantizarán la supervivencia de los pueblos en aislamiento.
Rivadeneira considera que otras empresas sostenibles pueden ser las de artesanía, agropecuaria orgánica, plantas medicinales y de investigación biomimética. Planteamientos como estos propiciarían en el Ecuador una matriz productiva distinta a la petrolera.
DATOS
En Orellana existen 7 operadoras y lodges regularizados, pero solo dos están dentro de la reserva: Napo Wildlife Center (con capacidad para 32 personas) y el Yasuní Kichwa Ecology (24 personas). También están los proyectos comunitarios de Llanchama (Aguarico) e Indiyama y Nueva Providencia (El Coca).
Entre los atractivos del Napo Wildlife Center están la laguna Añangucocha, la gastronomía y la muestra cultural kichwas.
El Ministerio del Ambiente exige a las operadoras un plan de manejo turístico y contar con guías capacitados, que por lo menos dominen dos idiomas.
En Nuevo Rocafuerte existen cuatro establecimientos de hospedaje, incluido uno del Municipio de Aguarico.
Los proyectos turísticos en la comunidad Añangu han generado empleo y apoyo económico a sus estudiantes universitarios.