El ají ratón, de un picante profundo, conocido también como ají de potrero, fue domesticado y se ha convertido en la materia prima esencial del emprendimiento ‘Picandoando’.

La manabita Lorena Castillo está al frente de este negocio familiar. Tras haber quedado desempleada en 2015, inició este emprendimiento en el interior de un departamento en la ciudadela Los Tamarindos, noroeste de Portoviejo.

Tenía que mantener a sus dos hijos. Todo empezó cuando llevó muestras de ají de su receta familiar a un evento en la escuela de sus hijos. Luego los padres de familia y profesores siguieron solicitando el producto.

Cuando había empezado a ganar clientes (todos familiares y amigos) el terremoto del 16 de abril de 2016 (16A), la dejó fuera del negocio por dos semanas. Tras pasar el susto, se mudó a la casa de su madre en la zona de Andrés de Vera (centro este) de Portoviejo, el departamento donde habitaba quedó maltrecho a causa del sismo por eso se mudó. Desde entonces trabajó en el garaje. Recuerda que su progenitora le regaló $ 23 con los que inició el emprendimiento.

El ají ratón (apenas mide entre uno y dos centímetros) lo cosechaba de una planta que tenía en un jardín, pero ahora le surten dos agricultores, uno del sitio Noboa y otro de Chirije. Los componentes de su ají, cebolla perla, pimiento verde y rojo fueron ubicados primero en envases plásticos reciclados y posteriormente tuvo que cambiarlos a recipientes de vidrio. Sus productos se venden en siete comisariatos de Manabí.

El 16A marcó un antes y un después en el emprendimiento de Picandoando. Transcurridos 15 días del movimiento telúrico, fue invitada por la Cámara de Comercio de Portoviejo a participar en una exposición de productos de emprendedores, donde representantes de empresas de Quito le solicitaron 100 envases de su producto. Logró cumplir el pedido.

Debió mudar de los envases plásticos a los de vidrio. Cómo su emprendimiento estaba en Facebook, fue contactada a través de esta red social por un buen samaritano de Guayaquil. Él le obsequió 250 envases de vidrio que no pudo conseguir en Manabí.

Desde entonces este personaje la sigue apoyando con ideas para hacer crecer su negocio. En la actualidad con la colaboración del proyecto Mavesa pudo concretar la adecuación en la casa de su madre, un sitio de producción completamente equipado. Cuando hay pedidos grandes como sucedió en la Navidad de 2017 contrata más personas para que la ayudaran, en esa ocasión fueron nueve. La marca fue una idea de sus hijos. Recuerda que al inicio imprimía el logotipo en hojas blancas, las recortaba y luego las pegaba con goma en los envases.

Para el desarrollo de su emprendimiento destaca la ayuda de técnicos de la Prefectura de Manabí. Le dieron la mano para llevarla a ruedas de negocios y expoferias que se desarrollan en varios sectores del país. Esos son sitios clave para dar conocer lo que hacen los emprendedores. Las redes sociales también han sido fundamentales para que sus 12 productos, entre ajíes y aliños, tengan buena acogida en los clientes. (I)

DATOS

$5 es el costo del ají de la marca Picandoando elaborado en Portoviejo.   
$23 mil dólares es lo máximo que ha llegado a facturar por ventas de sus productos.  
500 mil unidades podría ser el primer pedido que se exporte a Francia.  

ALGO MÁS

La primera franquicia
Está por firmar documentos de la venta de su primera franquicia.
A Francia
Un empresario de Francia se está involucrando en el negocio.
La propuesta
Es que Picandoando se venda en Europa. Un empresario francés probó el producto y le gustó.
¿Cómo sucedió?
El empresario conoció de los productos de Picandoando y viajó a Portoviejo para conocer más detalles.
La firma
Se espera que los documentos estén listos, la Prefectura ayuda en esos trámites a la emprendedora manabita. (I)