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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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"Los museos son espacios de educación no formal"

El Museo Nacional inició el proceso de catalogación de 24.000 piezas de su reserva.
El Museo Nacional inició el proceso de catalogación de 24.000 piezas de su reserva.
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La programación cultural de los museos en el Ecuador se está repensando en concordancia con el Sistema Nacional de Cultura y una nueva gestión museística que va más allá del sector. “Queremos museos que empiecen a hablar de línea verde, de género, de diversidades e interculturalidades”, dice enfáticamente Karen Jácome, quien asumió hace dos meses la dirección nacional de los 15 museos que integran la red del Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Tras la creación de la cartera de Estado, en 2007, apenas en 2010, con Érika Sylva como ministra, se inició el traspaso del área cultural del Banco Central al Ministerio de Cultura que ahora es el custodio de los 149 mil bienes arqueológicos que integran la colección patrimonial más importante del país. Pero este traspaso marcó una división entre el proceso de gestión que llevaban los museos y su nueva orientación. “Hubo un proceso importante de cambio y los museos perdieron un poco la orientación.

Entendemos que durante los últimos tiempos no se ha tenido los cambios que se ha querido”, admite Jácome.

Para la directora de museos, son innegables los esfuerzos en la programación y gestión que han tenido espacios culturales como el Museo Pumapungo, en Cuenca, o el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en Guayaquil. En ambos casos la cifra de visitantes se sitúa por encima del resto de los espacios con 101.696, en el primero, y 132.283 en el segundo, durante 2015, de acuerdo a la página de estadísticas de la Red.

Sin embargo, de acuerdo a Jácome, no hay una gestión que se realice de forma articulada, que permita identificarlos como parte de una red y del Sistema Nacional de Cultura; hay un quiebre institucional que, de acuerdo al camino que le daría la Ley Orgánica de Cultura al sistema, debe fortalecerse según una política encaminada por el ente rector.

Por ahora, la Dirección Nacional de Museos está trabajando en encaminar la política pública y crear insumos de forma que la gestión se vea reflejada en la agenda programática de los espacios.

Esta agenda estaría rediseñada de acuerdo a las particularidades de cada uno de los museos. “Entendemos que no se pueden homologar por las particularidades del sector, pero estos espacios deberían sostenerse de mejor manera con una cooperación privada y pública”, indica Jácome.

La articulación de la Red de Museos estaría orientada a partir de   criterios técnicos y conceptuales, con los cuales la programación vincule el trabajo y la integración de comunidades de acuerdo a su territorio, de tal forma que los guiones museísticos se construyan de forma participativa. Para ello se está planificando la ejecución de mesas de trabajo donde se invite a actores sociales.

“La idea es descentralizar. Para nosotros está claro que los espacios deben tener una orientación social y tienen que ser  educativos y comunitarios. Tienen que compartir un conocimiento. No nos interesa tener unos discursos que salgan desde Quito, donde está la matriz y luego sean implementados. Queremos que los agentes culturales construyan su agenda, subrayen lo que quieren que esos discursos digan en esos museos”, señala Jácome.  

David Giambroni, gestor cultural y uno de los guías del MAAC, considera que el gran desafío de los museos es atraer nuevos públicos. “Los museos tienen el reto de crear cada vez nuevos motivos para que regresen los visitantes. Son espacios de educación no formal y deben tener contenidos complementarios al pénsum educativo para que haya un flujo constante de estudiantes”.  

El enfoque social de los museos estaría complementado en una nueva agenda con un trabajo unificado desde las universidades; además, tres de los museos de la Red ya han podido reforzar planes de acceso a personas con discapacidades, en coordinación con la Secretaría Técnica de Discapacidades (Setedis).

Esta orientación implica -además- procesos de investigación y programación, lo cual se vincula al manejo de las reservas. El caso del Museo Nacional, en Quito, es un hito en este sentido, pues con su cierre se está trabajando en catalogar al menos 24 mil bienes de su reserva. La labor en este caso incluye un proceso de autenticidad de las piezas, en el cual se trabaja también con bienes que necesitan ser desvinculados de la reserva, de acuerdo al proceso de adquisición que hayan tenido y su contexto histórico.

Este proceso, según Joaquín Moscoso, subsecretario de Memoria Social, inició hace ocho años, pensando en espacios que permitan al público funcionar de manera más integrada. (I)

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