Sector cultural va en busca de una nueva estructura
Que la cultura es un caos expresó el presidente de la República, Rafael Correa, el pasado sábado, durante el enlace ciudadano número 338. Lo dijo mientras mostraba en una presentación digital un organigrama de las instituciones culturales que reciben fondos estatales.
“Todo el mundo tenía su sucursal cultural, hasta el Banco Central (BCE), y eso lo arreglamos”, decía, luego de apuntar que desde la creación del Ministerio de Cultura y Patrimonio el desorden es menor.
En la presentación, en la que constaban todas las instituciones culturales que reciben fondos del estado, se evidenciaba el “caos”. (Ver infografía ampliada)
Instituciones como la Casa de la Cultura -que tiene una estructura que funciona a nivel nacional- o el Consejo Nacional de Cinematografía (CNCine) reciben su presupuesto del Ministerio de Finanzas.
El Fondo de Cultura (Foncultura), por su parte, está adscrito al Banco del Estado, y las direcciones culturales de Guayaquil, Quito y Cuenca -antiguas dependencias del BCE- fueron asumidas por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, que además dirige 24 direcciones más, una en cada provincia del país.
DATOS
$ 127,2 millones es el presupuesto anual que destina el Estado a la Cultura. Según el Presidente de la República, equivale al costo de 40 escuelas del milenio.
El proyecto de Ley de Cultura, aprobado en primer debate, dice que las entidades del Sistema Nacional de Cultura tendrán personería jurídica y que la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) celebrará elecciones entre sus miembros.
A mediados de agosto, Francisco Velasco, ministro de Cultura, envió a la Asamblea un proyecto de Ley de Culturas que Raúl Pérez Torres, presidente de la CCE, considera que suprime la personería jurídica de la entidad.
Alrededor de 1’000.000 de personas asistieron el último año a los espectáculos presentados en los teatros de la matriz de la CCE; 40.000 fueron los usuarios del cine gratuito de la Cinemateca Nacional.En ese sentido, el Mandatario hizo una convocatoria a todo el pueblo ecuatoriano a expresarse sobre la reestructuración cultural del país, porque explicaba que, en términos de planificación, el arte y la cultura es -como el deporte- un tema especial. “No es como las obras públicas, donde planifico la carretera, sé cuánto va a costar, tiene un cronograma y sé dónde va a llegar y dónde va a empezar”, para concluir en que “el arte se suscita”.
“Yo no sé si la selección clasifique o no, si Álex Quiñónez va a llegar a la final de 100 m planos, pero se los apoya con todo”, indicó, poniendo como ejemplo la aprobación de la Ley del Deporte, con la que se ha obtenido mejores resultados, “porque ahora sí se coordina”.
En ese sentido, el Presidente también habló de la necesidad de un Código de Cultura que agrupe a los cuerpos legales relacionados, entre esos, la Ley del Libro.
“Es pertinente hablar de un código por la dispersión de las normas y la variedad de los temas”, dijo Francisco Velasco, quien actualmente ocupa la cartera de Cultura, quien destacó que desde mayo -cuando se posesionó- el Ministerio es también de Patrimonio.
“Esa suma ratifica la necesidad de construir el Código Orgánico de Cultura y Patrimonio”, señaló Velasco, y agregó que también hay algunas cosas que sugerir a la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, antes del segundo y definitivo debate de la Ley de Cultura en la Asamblea.
Presupuesto
En orden con la situación caótica que describe, el presidente Correa cree que, en el arte y la cultura, “se desperdicia mucha plata con pocos resultados”.
Son $ 127’200.000 anuales los que se destinan en total a las instituciones públicas culturales. “Es equivalente a unas 40 escuelas del milenio por año”, subrayó el Jefe de Estado.
Aquel monto es problemático, según el Ministro de Cultura, porque en la actual organización cultural “hay duplicidad de funciones”, lo que supone un uso poco eficiente del presupuesto asignado al sector.
En julio, Velasco había anunciado a un diario guayaquileño la posibilidad de que desaparezcan las direcciones provinciales de Cultura (hoy del Ministerio), porque sus funciones son parecidas a las de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), “que hace lo mismo hace mucho tiempo”.
Además de la matriz de la CCE, ubicada en Quito, existen 23 núcleos provinciales y un centenar de núcleos cantonales. Al mismo tiempo, hay 24 direcciones provinciales de Cultura, además de las direcciones de las tres ciudades más grandes del país: Guayaquil, Quito y Cuenca.
Según el organigrama que presentó el Presidente de la República en el enlace, la CCE -que tiene un presupuesto de $ 17 millones en total- recibe actualmente sus fondos del Ministerio de Finanzas.
Sobre el presupuesto de la CCE, Correa recalcó que más de la mitad de los fondos se destinan a la matriz ($ 8,6 millones) en Quito, mientras que los 23 núcleos ubicados en el resto de provincias reciben $ 8,5 millones.
Otras de las instituciones que reciben sus fondos directamente del Ministerio de Finanzas son el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) -$ 20,4 millones-, la Casa Montalvo -$ 317.000-, el Consejo Nacional de Cinematografía (CNCine) -$ 2,8 millones- y el Consejo Nacional de Cultura, cuyo presupuesto es de $ 492.000.
Sistema Nacional de Cultura
Actualmente, el proyecto de Ley de Cultura se encuentra en espera del segundo debate. Hasta ahora, uno de los mayores hitos que propone el documento es la elaboración de un Sistema Nacional de Cultura (SNC) que agrupe a todas las instituciones culturales, cuyos presupuestos estén conformados por fondos públicos.
En el proyecto de Ley de Cultura el SNC comprende dos subsistemas: 1) Creación, Producción, Circulación y Puesta en Valor de los Bienes Culturales y Artísticos -que ha sido el tema estrella del debate que se ha suscitado en torno a la ley-, y 2) Memoria Social y Patrimonio Cultural. “Lo que uno supone es que el sector de la cultura debe rearticularse y hacer un conjunto de políticas públicas y de incorporaciones a la ley que le permita enfrentar ese desafío”, señaló Velasco.
Código y matriz productiva
Velasco manifestó que es importante saber cuál será el aporte de la cultura en el cambio de la matriz productiva. Porque -dijo- “es necesaria la exploración de formas creativas y estímulos para incluir la cultura”.
Precisó que, en el marco de ese desarrollo cultural, actualmente se está pensando en cuáles serán las perspectivas desde las que el Estado va a impulsar temas como la industria editorial y la lectura, y en ese sentido, cuál será el rol del Sistema Nacional de Bibliotecas.
Además, dijo que leyes como la del Libro, del Cine y de la CCE -que podrían ser reformadas una vez que se apruebe la Ley de Cultura- tendrían que articularse a lo que sería el Código de Cultura.
Casa de la Cultura
El presidente Correa se refirió también a la Casa de la Cultura Ecuatoriana y a su presupuesto de $ 17,2 millones. “El 50% ($ 8,6 millones) se queda en la matriz. Fíjense en el regionalismo”, y aclaró que “no es culpa” del actual titular, Raúl Pérez Torres. “Estamos hablando de una cosa institucional que ya viene desde hace décadas”.
En un pedacito pequeñito de Pichincha cerca del parque El Arbolito, dijo el gobernante, hay 7.500 butacas, entre el Ágora de la CCE, el Teatro Nacional, el Teatro Prometeo y el Demetrio Aguilera, “que ni siquiera lo pueden mantener”.
En contraste, el Mandatario señaló que “hay provincias como Loja, cuna de Benjamín Carrión, que todavía no tienen un teatro”, al igual que otras capitales, como Esmeraldas o Portoviejo.
Sobre el presupuesto de la CCE, Gabriel Cisneros, vicepresidente de la institución, dijo que la matriz recibe $ 10’664.460 del Ministerio de Finanzas.
“La CCE siempre ha sido el espacio de convergencia de los pensamientos de derecha e izquierda”Pero de esa cifra, apuntó, la CCE debe destinar $ 1,5 millones al Ballet Ecuatoriano de Cámara, alrededor de $ 500.000 al Ballet Jachigua y $ 1’817.406 a los núcleos provinciales. Este último monto es parte de lo que recibe la CCE por concepto del 2% de los fondos de las autoridades portuarias del país.
Entonces, dijo Cisneros, en lugar de los $ 8,6 millones que se detallaban en el enlace ciudadano, el monto del que dispone la matriz de la CCE es de $ 6,7 millones.
Esas cifras ya habían sido presentadas por el presidente de la CCE, Raúl Pérez Torres, a fines de agosto, en la rendición de cuentas de su primer año al frente de la institución, donde explicaba que, además de los fondos públicos recibidos, la CCE suma otros $ 3 millones por autogestión.
Los gastos de la matriz de la CCE son de alrededor de $ 4 millones para gastos de personal y $ 2 millones en gasto corriente.
Pero Cisneros advirtió que esos $ 4 millones no representan solo los sueldos de los 240 empleados de la matriz de la CCE, sino que responden también a los gastos en elencos, como el Conjunto Ecuatoriano de Cámara -que este año ha tenido más de 80 presentaciones en el país-, el Coro Institucional, la Camerata... Y a gastos de mantenimiento del complejo, o de la escuela de restauración, “el mayor fondo colonial que tiene el país y que requiere restauración”.
“Este último es un trabajo invisible, porque la gente no ve el mantenimiento de los patrimonios”, consideró Cisneros.
Según el vicepresidente de la CCE, la matriz dispone de fondos que equivalen a un 40% del que recibe la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito.
La CCE y el sistema
El periodista Pablo Salgado, asesor de Comunicación del Ministerio de Cultura y editorialista de El Telégrafo, dijo en su columna del 10 de mayo de este año que el Ministerio de Cultura se había vuelto “un niño obeso” y señaló que había más de 600 empleados, cuyos sueldos representan más del 50% del presupuesto. Se refirió también a la CCE, donde otros 600 empleados recibían en sueldos más del 70% del presupuesto.
La CCE, que tiene su matriz en Pichincha y 23 núcleos en el resto de provincias del país, coexiste -por decirlo de alguna forma- con 24 direcciones provinciales de Cultura, instituciones con las que comparten varias de sus funciones, sin la necesidad de coordinar acciones.
Según lo que se propone en el actual proyecto de Ley de Cultura, el papel de la CCE es el de generar espacios de difusión de las artes y la memoria social, suscitar el diálogo entre los artistas y la comunidad, además de favorecer el debate público y el pensamiento crítico.
En ese sentido, hasta antes del segundo debate, la CCE, el Instituto Nacional del Audiovisual (actualmente CNCine) y el Instituto Nacional de las Artes conformarán el subsistema de Creación del SNC.
Pero hay un disenso: hace un mes, el ministro Velasco envió una propuesta de Ley de Culturas que, según Pérez Torres, a diferencia del que fue aprobado en primer debate, suprime la personería jurídica de la CCE.
La CCE es una institución pública autónoma, lo que -según Velasco- ya no es posible, de acuerdo a la Constitución de 2008. “Necesitamos un SNC en el que el Ministerio sea el rector del sistema, pero no donde el Ministerio sea el sistema”, opinó Cisneros.
El vicepresidente de la CCE cree necesario mantener un autogobierno, porque considera que eso les permitirá construir espacios para los creadores, que le dan identidad al país, “pero paradójicamente no tienen capacidad para negociar con el poder porque, por su naturaleza, son contradictores de él”.
Y agregó: “No es la primera vez que la Casa de la Cultura está en el ojo crítico, pero siempre ha sido el espacio público, desde su fundación, donde han convergido el pensamiento de derecha e izquierda, y donde se ha podido construir procesos democratizadores”.