“Pedimos no depender de los vaivenes del Gobierno”
Marco Antonio Rodríguez es narrador, ensayista, crítico de arte, catedrático universitario y actual presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión.
A pocos meses de que concluya su presidencia, hace un balance de cómo se ha realizado la gestión, desde la casa matriz, para con la cultura.
El 9 de agosto termina su período y comenta cuál es la situación actual de los núcleos provinciales, la Casa de la Cultura y la postura ante el Sistema Nacional de Cultura que reorganizará a las instituciones relacionadas en pro de democratizar y organizar a la promoción y gestión de actividades artísticas.
Existe una preocupación y tiene que ver con el Sistema Nacional de Cultura, sobre la relación entre los núcleos de la entidad que usted preside y el Ministerio de Cultura como ente rector. ¿Cuál es su posición, como cabeza de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, ante esa perspectiva?
Nosotros aplaudimos la iniciativa. Apenas se habló de un Sistema Nacional de Cultura consideramos que fue para bien del país, lo único que hemos defendido es la independencia de la Casa de la Cultura; es decir, consideramos que esta Casa abre las puertas a todas las ideologías, resaltando que no se ha satanizado a ningún grupo en particular, y esa es la independencia que queremos mantener.
Nuestro deseo permanente, como Casa de la Cultura, es trabajar juntos, pero manteniendo la autonomía... He enviado cartas a las ministras Erika Sylva (Cultura) y a María Fernanda Espinosa (Coordinadora de Patrimonio), pero no he tenido respuesta. No sé qué es lo que sucede, al parecer no quieren conversar sobre el tema.
¿Habla de independencia jurídica que iría en contra del sistema nacional de cultura?
No, para nada. Hablemos claro: los ministros obedecen las políticas del gobernante de turno, entonces cuando pase el régimen del presidente Correa, ¿quién vendrá después? En ese marco, la Casa de la Cultura tendrá que estar supeditada a los vaivenes de quienes vendrán. Lo único que pedimos es que se pueda asegurar una estabilidad en la gestión, que no dependa de esta alterabilidad gubernamental.
¿Cuál es la posición que tiene frente al manejo de presupuesto en la casa matriz?
En diciembre de 2011 entregué al país un opúsculo, un libro muy corto titulado “Testimonio de una gestión”, ahí consta en qué se ha invertido el presupuesto a manera de rendición de cuentas. Y esto representa un hecho histórico, ya que, en los 7 años de gestión, cinco recomendaciones enviadas por la Contraloría fueron resueltas inmediatamente. Este testimonio está debidamente notariado, no por recelo, sino porque hay que actuar con ética y moral.
¿Hubo algún cambio en los montos que otorga el Gobierno central a la Casa de la Cultura?
El presupuesto que otorga el Gobierno no ha sido topado, al contrario, ha sido respetado, estamos hablando de aproximadamente 10 millones de dólares al año, que si dependiera de mí, los demás núcleos serían atendidos de mejor manera -aunque parezca una respuesta demagógica-. A mí me duelen los demás núcleos provinciales, por ejemplo Los Ríos, Carchi, Cotopaxi, Imbabura, con unos presupuestos pequeños no pueden manejarse de una mejor manera. Si el pueblo va a estos núcleos verá verdaderos esfuerzos de gente que ha aportado al quehacer cultural.
¿Quién realiza la distribución de esos fondos, a los núcleos provinciales?
Los montos que se asignan a cada provincia actualmente están establecidos por el Ministerio de Finanzas. Hasta hace dos años teníamos el ingreso de un monto adicional de las autoridades portuarias, actualmente ya no.
¿Marco Antonio Rodríguez abogaría por una revisión para la reasignación del presupuesto a los núcleos provinciales?
Sí, por supuesto que sí, bajo parámetros de población, de niveles de trabajo; trabajos concretos en cuanto a cultura, qué se ha hecho y qué no en los núcleos, y de acuerdo a eso orientar la asignación del presupuesto.
¿Reconoce que hay una concentración de los recursos en la casa matriz?
Sí, sí se reconoce esa concentración, pero no solo aquí sino también en Guayaquil y Cuenca, mientras que los demás núcleos trabajan con un presupuesto mínimo.
¿Cuáles son las políticas que se manejan ahora y qué es lo que ha cambiado con respecto al fondo editorial desde la administración anterior hasta ahora?
El problema es que llegan unas diez o quince personas indignadas, diciéndome: ¿cómo es posible que se haya publicado esto o aquello de tal provincia? Sé que el nivel intelectual en ciertas provincias no está a la altura de algunos críticos, pero nosotros tenemos una colección de publicaciones y eso lo tendrá que juzgar la historia y el tiempo. En efecto, existen productos menores, y duele publicarlos, pero hay que estar conscientes de que eso también es el Ecuador.