Obra Como el mío, ¡ninguno! se basó en la migración
¿Qué pasaría si se junta una costeña, una cuencana y una mexicana en una panadería?
¿Qué tipo de pan saldría del horno? Pues “pancito caliente, del bueno y divertido”, tal como la obra Como el mío, ¡ninguno!, que se presenta este último fin de semana en el Patio de Comedias, en La Mariscal, al centro norte de Quito.
La producción estará hoy, a las 20:30, y el domingo a las 18:30 en dicho teatro y es protagonizada por Karla Garzón, Andrea Pulla, y Ana Cobagango, bajo la dirección de Jorge Mateus.
Cuenta la actriz Karla Garzón que cuando viajó a Estados Unidos conoció a muchos migrantes y que ahora los recuerda con cariño.
Karla se quedó seis meses y trabajó en una panadería. Al regresar, esa experiencia le sirvió para inspirarse en la creación de los personajes de Como el mío, ¡ninguno!, obra de la que es autora.
La trama gira en torno a tres mujeres: Basilia, mexicana; Flora, la cuencana y Candelaria, la costeña.
Mientras trabajan en una panadería, no solo amasan el pan, también sus historias de vida con la levadura de su imaginación, divertidas ocurrencias y sus recuerdos.
“Fueron varios momentos que viví y decidí ponerlos en escena. Porque la migración no es solo tristeza, también hay alegría y amigos”.
Es entonces que aparece Basilia, la chica azteca que ella encarna en la obra.
También Flora, la cuencana, interpretada por Andrea Pulla y quien casualmente también es del Austro en la vida real.
Para Andrea, la obra es especial porque plantea la migración que ella la vivió, pero a nivel local, cuando con 12 años vino a vivir a Quito desde el Austro ecuatoriano.
“De niña tuve que cambiar mi acento (cuencano) para encajar y en la obra aprendí a hablar como “morlaca” otra vez”, contó entre risas.
Confiesa que con su familia siempre habla como cuencana, pero en otros espacios lo hace con acento neutro. Y es algo que se le volvió un hábito, reconoce.
Ahora que se pone en la piel de Flora, lo hace frente al público con toda la picardía del humor morlaco.
Pero tampoco se queda atrás Ana Cobagango, que presta su voz y cuerpo a la costeña Candelaria.
Para su papel, se acordó de unas tías que viven en Quevedo (Los Ríos), por su acento, y en las frases divertidas que sacará más de un dolor de cabeza a sus compañeras en la panadería.
Las tres actrices son del grupo Histeria Colectiva y es la tercera obra de Karla Garzón, quien luego de esta temporada viajará a Chile para para participar en el Festival de Teatro de Iquique, con la obra Soledad, sola se quedó, de su autoría. “Estaremos desde el 5 al 16 de mayo, voy como directora”, añade.
Dirección
La producción que debutó la semana pasada cuenta con la dirección del dramaturgo Jorge Mateus, para quien la obra tiene una historia bien elaborada, con personajes cómicos, que también incluyen “su carga dramática”.
Mateus manifiesta que las mismas actrices le dieron pautas para la construcción de sus papeles y, en ese proceso, “improvisamos bastante, aparecen muchas ideas y se desarrolla una complicidad con el elenco”.
De ese modo, considera que todos los personajes ya habitan de una u otra manera en el intérprete.
“Solo hay que rebuscarlos. Por ejemplo, si yo trabajara en una panadería, ¿qué haría? A partir de esa frase tan elemental, surgen las cosas”.
Con una experiencia en la dirección de más de 40 obras teatrales y sumando su participación en festivales internacionales, Mateus destaca que hay que apostarle a los nuevos talentos del país.
“Es para motivar el trabajo de la dramaturgia joven, por eso acepté y además ya las conocía”, dice el director.
Luego de verla a la luz, Mateus describe a la obra como “un trabajo de comedia interesante y bien hecho”.
Reconoce que es una de las obras que “más he disfrutado en montarla. Además, el tema principal es el amor y los recuerdos, porque el amor, transforma a las personas”, concluye sonriendo. (I)