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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El cine ecuatoriano como reflejo de los migrantes es analizado en un libro

Durante el rodaje de Prometeo Deportado, película de Fernando Mieles que se enmarca en el realismo mágico.
Durante el rodaje de Prometeo Deportado, película de Fernando Mieles que se enmarca en el realismo mágico.
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Las películas Zuquillo Exprés, Rabia, A tus Espaldas, Vale Todo, Retazos de Vida, Ayawaska, Paella con Ají y Prometeo Deportado han sido analizadas por el el crítico y académico Iván Rodrigo-Mendizábal, quien ha publicado el libro Imágenes de Nómadas Transnacionales (Abya-Yala, 2018).

Esta filmografía contiene personajes ecuatorianos que migran, pero no todos los rodajes fueron realizados en el país. La selección incluye a cineastas o videastas vinculados al Ecuador, pero fueron filmadas en España y Estados Unidos además del territorio nacional.

Estas películas “ponen en evidencia el rol del migrante (...) y la humanización de todo tipo de relaciones en el marco de la globalización”, ha escrito el docente boliviano, quien reside en el país desde 1990.

¿Cómo se produce el sentido en el espectador?, se pregunta el autor y responde haciendo una crítica a los personajes contenidos. El cine ecuatoriano que trata la migración es posmoderno, concluye, pues se funda en un presente sin pasado.

Además se trata de un cine no-nacionalista, que ha dejado de lado los valores tradicionales del Estado-nación, que alguna vez fueron una demanda para los realizadores. Los derechos y la pluralidad en los enfoques también es parte de su descripción, que aborda cuatro coproducciones.

Para la investigadora Karolina Romero, “las nuevas subjetividades que conforman la diáspora actual latinoamericana (...) requieren nuevas interpretaciones desde las ciencias sociales”.

Durante la presentación del libro en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), el miércoles pasado, Rodrigo-Mendizábal comentó: “El de la migración es el tema esencial de la humanidad; todos los días vemos situaciones migratorias, este país recibe una cantidad importante de extranjeros. Son el vehículo fundamental de las dinámicas del capitalismo, y siempre va a haber migrantes en las películas que miremos ahora. El modelo de la democracia actual es el de las minorías, que les está dando forma a los nuevos Estados, por eso deberíamos pensar en la ciudadanía global, en la eliminación de las fronteras”.

“El cine es una forma de cambiar el mundo”, añadió Christian León, docente de la UASB, antes de destacar que su colega boliviano incorpora el análisis crítico del discurso, del lingüista Teun van Dijk, con quien Iván escribió el libro Análisis del Discurso Social y Político (Abya-Yala, 1999).

“Se entiende al migrante como un ser dislocado, que ha perdido su hogar y está escindido entre la búsqueda permanente de raíces y el desarraigo”, acotó León. Esa lectura estructura una crítica a la idea de lo nacional, que también hacen los filmes, enmarcados en una crisis social y cultural como la de 1999, que determinó la salida de muchos extranjeros al exterior.

En lugar de reflejar al Ecuador como país, estas obras construirían la identidad de maneras distintas. Y, para León, a veces pueden rayar en lo caricaturesco, simplificar formas y personajes a la vez que hacen crítica social.

Lea aquí la crítica cinematográfica de nuestro columnista Iván Rodrigo Mendizábal.

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