“¿Puedo darte de comer?”, le preguntó Marcela Noriega a Pascual. Mientras ella lo alimentaba, el vendedor de lotería le contó lo que le dolió perder sus brazos.

Pascual es parte de las historias que la escritora guayaquileña reúne en Vivir para contar, del sello Academia Editores. Se trata de una colección de sus trabajos más destacados a los que les agregó un tinte didáctico, para introducir a los lectores cómo hacer crónica.

“En la presentación del libro se revivieron los momentos y trazos de cómo uno llega a la historia como cronista y qué decisiones debe tomar un escritor”, cuenta la periodista y poeta Gabriela Ruiz.

Ella presentó el libro de Noriega en la LII edición de la Feria del Libro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en mayo.

“Hay que reconocer en su caminar, una trayectoria de posibilidades que sin miedo ella (Marcela) ha enfrentado para buscar, ser curiosa y contar todas las historias que en su momento decidió publicar”, sostiene la periodista.

De Lilit al círculo de Tiza

“Si es fraterna su relación con Hugo Chávez, ¿por qué él puso a circular esa versión de que Fidel había dicho: ‘Cuídate de Rafael Correa porque se está derechizando?”, le preguntó Marcela Noriega al expresidente de Ecuador, en 2008, cuando trabajaba como editora de Política de EL TELÉGRAFO.

Con el ceño fruncido y mala cara, el exmandatario le respondió que se trataba de un rumor de “contrainteligencia” para desatar la enemistad entre Venezuela, Cuba y Ecuador.

Luego de eso Noriega experimentó otro tipo de presión contra su propuesta editorial, una basada en la libertad de prensa, que luego se esfumó.

Decidió tirar la toalla a una labor que había empezado ocho años atrás, en otro medio de comunicación escrito. Renunció. Se metió a estudiar en talleres de crónica, en España y Argentina. Empezó a escribir en las revistas Soho y Mundo Diners.

En la primera tenía una columna de sexo, en la que escribía con el seudónimo Lilit. Aún se puede acceder a sus narraciones eróticas en un blog de Wordpress.

“Yo no podía resistir más, quería sentirlo encima, que me atacara como una pantera”, describe en la nota titulada “Lilit y el sexo”.

Después de publicar la novela Pedro Máximo y el círculo de tiza, experimentó un despertar espiritual. La actual versión de Marcela  Noriega difiere mucho de aquella periodista que desafió la opinión de un presidente.

Despojada de los resentimientos contra su padre, comparte este sentir con gran cantidad de mujeres de muchas comunas en un taller que, hasta la fecha, habla sobre el perdón y la sanación del alma.

Ahora se siente una mujer libre, que disfruta con su pareja el artista plástico, Mauro Sbárbaro. Con él lleva una vida a la que llama “solidaria con la naturaleza”: Usan poca electricidad, viven sin luz y se mueven ante el ciclo de la Luna y el Sol.

“Marcela es una mutante, yo he aprendido mucho de ella en todas su etapas, para mí ella es una buscadora”, expresa Diana Zavala, periodista que trabajó en Soho.

Dice admirarla desde la “época maldita” cuando era su editora. Aún le sorprende saber que alguna vez Noriega llegó a ser evangelizadora de la palabra de Dios.

El guardián de Jaboncillo, Bichos Raros, Las recetas de la abuela y Mamá ¡Estoy embarazada! son los nuevos libros de Noriega, dirigidos a adolescentes.

El historiador y folclorista Wilman Ordóñez presentó estas obras que hablan de personajes con experiencias de éxito, que sufrieron bullying, embarazos en la adolescencia, historias a las que le suma algunas recetas ancestrales.

Él asegura que la escritora conserva “su limpia y profunda prosa poética”.

Piensa que “Marcela nos propone repensar a estos personajes de la subalternidad, a partir de una narrativa profundamente humana y ahí está el otro mérito de sus vínculos literarios con lo espiritual”. (I) 

Datos 

La escritora ganó el segundo lugar en la V Bienal de Poesía Ecuatoriana, a sus 19 años. La cronista trabajó en EL TELÉGRAFO y Diario Expreso. Además de Mundo Diners y Soho.