Las filas de fanáticos se extendieron 15 cuadras
La ‘ciudad de la furia’ despidió a Cerati (Galería)
Gustavo Cerati marcó una época del rock en español. Los artistas con los mismos precedentes tuvieron un espacio reservado en su despedida. Miles de fanáticos que crecieron con la música de Soda Stereo llegaron desde distintos puntos de Argentina y hasta de países vecinos para dar su último adiós al músico argentino fallecido este jueves tras permanecer 4 años en estado vegetativo.
Bajo una fuerte lluvia, que por momentos se hizo muy intensa con fuertes truenos, y en un ambiente de profunda tristeza, los fanáticos pasaron de uno en uno y durante interminables horas desde la noche del jueves por la capilla ardiente montada en el Hall de Honor de la Legislatura de Buenos Aires.
En la tarde del viernes, sus restos fueron inhumados en el cementerio de la Chacarita, donde descansa también el mítico Carlos Gardel.
Los carteles con ‘Gracias Totales’, la leyenda que inmortalizó el músico en su gira de despedida de Soda Stereo en 1997, aparecieron en su homenaje en los tableros electrónicos de todas las bocas del metro de Buenos Aires. Se convirtió en vestimenta común de los asistentes.
Las melodías de viejos tangos que salían de las disquerías de la tradicional calle Florida, en el centro porteño, hicieron aún más triste la despedida.
Las filas comenzaban en la puerta de entrada de la Legislatura porteña, sobre la calle Perú -continuación de la peatonal Florida hacia los barrios del sur de la capital-. Se extendían durante 15 cuadras. Allí, en el Hall de Honor, los fanáticos desfilaron durante toda la madrugada.
“Me vine desde Mar del Plata -400 kilómetros desde el sur de Buenos Aires-. Llegué anoche. No dormí nada. Hubiese preferido venir para festejar su recuperación, pero... aquí estoy. Gustavo se lo merece”, dijo a EL TELÉGRAFO Miriam, una joven de 25 años con los ojos llenos de lágrimas.
Pero no solo fueron fanáticos. Numerosos músicos se hicieron presentes. Entre ellos estuvo Charly García, el máximo ídolo del rock argentino. “Estoy un poco contento por el reconocimiento que se le da a este arquitecto de la música”, dijo Charly García. Además, contó que en algún momento tenían pensado formar un grupo con Pedro y “me internaron”, dijo el músico.
Hasta el papa Francisco envió sus condolencias a través del ceremoniero pontificio Guillermo Karcher, mientras que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró 2 días de duelo en Argentina. En su decreto, la mandataria destacó el ‘sello distintivo de elegancia y modernidad’ de las producciones de Cerati.
Cada fan tenía algo para contar sobre su ídolo. Desde la joven que una vez Cerati permitió entrar a su casa para firmarle un poster o el muchacho que no paraba de llorar en medio de la lluvia.
Gustavo Álvarez, un argentino residente en España, recordó a EL TELÉGRAFO a través de las redes sociales que a sus 20 años trabajó con Cerati en el laboratorio Boehringer Argentina SA, cuando Soda Stereo ni siquiera era un proyecto.
“Él trabajaba como visitador médico. Solíamos encontrarnos en el comedor de la empresa y charlar de informalidades. En las fiestas de la compañía Cerati solía tocar la guitarra y cantar algunas canciones populares folclóricas. Él era una persona callada y debía vestirse de manera formal por su trabajo: traje, corbata y el pelo muy cortito. Un día se fue y apareció el primer disco de Soda Stereo”, rememoró Alvarez. El cambio era total.
Las puertas de la Legislatura se cerraron al mediodía local. La madre de Cerati, Lilian Clark y sus hijos Lisa y Benito, se asomaron entonces al balcón para saludar y agradecer a la multitud, que aplaudió y entonó sus canciones a modo de homenaje final. Temas como ‘Té para tres’ y ‘Cúpula’ acompañaron el último adiós al músico en medio de la lluvia. El cortejo, seguido por cientos de personas que arrojaron flores a su paso en distintos puntos de la ciudad, partió poco después hacia el cementerio de la Chacarita, donde se realizó una ceremonia íntima.
Los restos de Cerati fueron inhumados en ese popular cementerio ubicado a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad. Allí descansa Carlos Gardel, en cuyo honor y con su nombre se entregan todos los años los premios a lo mejor de la música rioplatense.
El jueves por la noche, la entrega coincidió con la muerte del artista. Todos los músicos le rindieron homenaje y le dedicaron sus premios. Incluso Andrés Calamaro admitió que lloró ‘como un chico’ ante las cámaras de televisión cuando habló de su amigo y colega.
“Hoy a la tarde me llamaron de la CNN para preguntarme por Gustavo y lloré como un chico”, dijo.
Sus fanáticos también lloraron y sus lágrimas se confundieron entre la lluvia en uno de los días más tristes vividos por el rock latino.
La ‘ciudad de la furia’ despidió a un mito.