“¡Guayaquil!, ¡carajo...!”. El contundente saludo de Gustavo Cerati estremece a 40 mil fans de Soda Stereo. Es el 27 de octubre de 2007 y suenan los primeros acordes de ‘Juegos de seducción’.

La histeria es colectiva, quizás se compare a la que provocaba The Beatles. El sonido que retumba por los 4 costados del estadio Alberto Spencer es recibido por la algarabía algo incrédula de 2 generaciones juntas.

Están los mismos que vieron a Soda en La Chorrera quiteña, en la década del 80. Son los mismos que alcanzaron el repertorio inédito en la Universidad Católica de Guayaquil.

Se fusionan con los veinteañeros que llevan toda una vida esperando el reencuentro de Soda y a su ídolo, Cerati. Esperan al genio detrás de la banda argentina más mediática de la historia, la que cruzó fronteras.

Aquel Cerati sobre el escenario es el mismo que calló hace 4 años, cuando un accidente cerebrovascular lo dejó en estado vegetativo tras una tocada en Venezuela. Ese genio al que su corazón le dejó de latir ayer, descartando cualquier esperanza de volverlo a ver despierto con su eterna guitarra Jackson azul en las manos.

Aquel 27 de octubre Cerati abrió el show que tuvo otros 26 temas como parte de la esperadísima gira ‘Me verás volver’ que -además- reunía a Cerati, ‘Zeta’ Bossio y Charly Alberti luego de 10 años de separación. Ese día incluyó la inolvidable frase: “Gracias... totales”.

Aquella noche Cerati sonaba más sobrio que nunca, con solos de guitarra que recordaban las performances de Jimi Hendrix. El feeling estaba intacto.Fue un nostálgico recorrido por las canciones de sus 7 discos en estudio, como ‘Nada personal’ (título homónimo de la canción con la que terminó el show en Guayaquil), ‘Signos’, ‘Doble vida’, ‘Canción animal’, ‘Sueño Stereo’.

Cerati, el genio de Barracas, Buenos Aires, había vuelto con sus ‘compinches’ con 5 discos como solista, el último fue Fuerza natural, el mismo que promocionaba en Venezuela cuando sufrió el accidente cerebrovascular.

Cerati, quien cumplió 55 años el pasado 11 de agosto y permanecía inmóvil desde el 15 de mayo de 2010, visitó Ecuador 6 veces. Muchos recuerdan su llegada en 2007 y aquella de julio de 1987 en Guayaquil.

Esta última coincidió con las fiestas de la ciudad. Primero se presentó el sábado 11 de julio en el Voltaire Paladines Polo con el estreno de Daniel Sais en teclados, quien desde hace más de una década reside en el país. Era la época en que lucía un copete tieso por el spray, camisa floja con broches cerrados hasta el cuello y pantalones ajustados.  

Por cuestión de las leyes, que entonces regían para los espectáculos internacionales, Cerati y Soda tocaron gratuitamente en la Universidad Católica. Fueron 10 canciones. Empezaron con ‘Signos’ y terminaron con la icónica ‘Persiana americana’.

Aquella mañana Cerati lució una boina negra y camiseta con cuello redondo del mismo color remangada, un pantalón de camuflaje y una guitarra prestada, la de Salomón Altamirano, del entonces grupo guayaquileño Monitor, que debía telonear a Soda.

Hace 7 años la gente lo esperó desde las 16:00. Hasta que ingresó al estadio, sin empujones, sin filas descomunales. Orden absoluto para recibir, sin saberlo, la última visita de Gustavo Cerati.