Guevara: el germen de la cultura cubana reciente
Alfredo Guevara siempre estuvo del lado de la juventud, de lo reciente, de lo fresco. Y quizá por ello -aunque parezca anecdótico- desdeñó la ritualidad, lo ceremonioso. No solo empató con las ideas de la Revolución Cubana y fue amigo personal de Fidel Castro, mejor aún, vio que la industria cultural era un instrumento de dominación y que había que propiciar nuevos relatos desde el cine. Así, fundó el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano luego de organizar también el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic). Y con ese aporte se lo recordó durante la semana anterior en dicho festival que celebró su 35ª edición, y el primero sin contar él, quien fuera su presidente. Guevara falleció el pasado 19 de abril.
Entender a Guevara, como escribió Julio César Guanche, era entender un poco lo que vivía la Cuba desde la llegada de Fidel Castro. Y también entender el contexto mundial, particularmente el posfranquismo. Muchos españoles llegaron a la isla e influyeron con sus ideas, al menos los que dedicaron su tiempo a la enseñanza, a los cubanos jóvenes de aquel tiempo. “Desde entonces, Guevara sabía que pertenecía con la misma intensidad a la cultura como a la política, otra vez sin elecciones excluyentes. Si aceptaba alguna materia como ‘sagrada’ serían al mismo tiempo la universidad y la rebeldía, esa edad adulta de la cultura”, cuenta Guanche.
Antes que nada, Guevara fue un militante de la revolución castrista, a quien fue leal hasta el final de sus días pese a las críticas que hizo en diversos momentos desde dentro del sistema, en público y en privado, y a su posición a favor de la apertura y las reformas, cuando todavía estas palabras en la isla eran pecado.
Vivió una época en México. Allí se codeó con figuras fulgurantes del cine como Cesare Zavattini y Luis Buñuel. Sus influjos en el joven Guevara eran inminentes.
“Zavattini y Buñuel me marcaron desde todo punto de vista, también éticamente: cómo hacer cine, por qué hacer cine, para qué hacer cine. Están las cartas tempranas, a partir de 1959, de Zavattini y de Buñuel recomendándonos no permitir que el nuevo cine cubano cayera en manos del comercialismo. La ley de cine, que me tocó escribir, afirma que ‘el cine es un arte’. Esa frase refleja la voluntad de eticidad que ellos remarcaban. Por otra parte, al mismo tiempo que aprendía de ellos, buscaba armas en preparación de una nueva expedición hacia Cuba”, contó el mismo Guevara.
“Con esa arquitectura intelectual, dice Guanche- y con esa vocación política, Guevara no podía comprender la relación entre política ‘y’ cultura, como dos cuestiones separadas. Antes bien, elaboró una comprensión cultural de la política. La historia de la concepción del Icaic es su manifiesto”.
Por eso -sigue Guanche-, Guevara es el principal artífice de una política cultural que en el Icaic supo conciliar la experimentación, el rigor y la formación crítica del público con una comprensión sobre el discurso artístico que debe, primero, ser arte, para desde ahí explorar tanto los conflictos esenciales de una nación como el misterio de lo que el propio Guevara, lector de Santa Teresa de Ávila, Bergson y Lezama, llamaba el alma humana, con esa entonación suya que probablemente no se vuelva a escuchar jamás en Cuba.
Y precisamente todo ese aporte fue recordado en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, celebrado en La Habana la semana anterior. Cineastas, escritores y académicos conversaron en torno a su figura. En ellos el historiador Eusebio Leal.
“Alfredo fue para mí un paradigma de la ilustración. La esperanza estuvo presente hasta el final de su vida. Era una persona de una gran sensibilidad y un gran solitario. Un iconoclasta absoluto. Su pena era no vivir más para seguir aportando a las nuevas generaciones. No quería seguidores, quería discípulos. Tenía pánico de que la revolución, que debía ser una defensa de la belleza, sucumbiera ante la banalidad”, dijo Leal en el mencionado foro.
‘CINE CUBANO’ DEDICÓ NÚMERO A GUEVARA
Al destacado intelectual Alfredo Guevara rindió tributo la revista Cine cubano, en el marco del 35º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
El número, correspondiente a julio-diciembre de 2013, fue introducido por Eusebio Leal, historiador de la ciudad; el sociólogo Aurelio Alonso; Mercy Ruiz, directora de Ediciones Icaic, y la realizadora chilena Carmen Castillo. Unas 60 páginas engrosan el dossier en el que aparecen entrevistas, instantáneas y artículos que centran su atención en Guevara a cuyo pensamiento, apuntó Alonso, hay que volver una y otra vez, por su madurez y su vigencia.
Al conjunto de textos le siguen otros trabajos de diversas temáticas que, a decir de Alonso, tienen “la virtud de no resultar muy ajenos al dossier mismo porque constituyen la expresión precisa del aporte al cine y a la vida cultural de Guevara.
A propósito de la revista, que circula en Francia y en Chile, Castillo expresó que “como siempre, a través de Alfredo, de su cine y su visión sobre la Revolución, la revista recoge esos pensares, aquellos cuestionamientos que permiten alimentar el espíritu revolucionario que nunca nadie podrá enterrar". Leal comentó la “mágica” comunicación de Guevara con las jóvenes generaciones y lo definió como “un defensor de la libertad que subrayaba el pensamiento de su amigo Fidel al decir que no era posible hacer una sociedad nueva sin un hombre libre”.